CON EL CORREO EN EL ALMA

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Cinco décadas dedicadas a las labores del Correo dicen mucho de la entrega del trabajador de Correos de Cuba, Gumerzindo Alfredo Román González, quien con el paso de los años acrecienta su amor y evidencia que su quehacer lo lleva impregnado en el alma.

Aunque su debut profesional fue como coordinador de Cultura, en la zona de Veguitas y comunidades aledañas, allá por el lejano 1969, luego comenzó a atender la prensa en el Partido Comunista de Cuba (PCC) del entonces municipio de Veguitas, y ahí se mantuvo hasta que en 1973 irrumpe en el mundo del Correo.

Entre sus primeros desempeños estuvo el de cartero, el cual brindaba junto a otras cinco personas, quienes atendían los mensajes y telegramas de la mencionada localidad, además de la prensa.

De aquellos años recuerda con especial agrado cuando debía llevar cartas y telegramas a las familias de los combatientes que cumplían misiones internacionalistas en países africanos.

“Fue una etapa muy linda y triste a la vez, porque aunque uno sabía las difíciles circunstancias por la que atravesaban aquellos jóvenes, era muy gratificante y conmovedor ver la alegría con la cual las familias recibían noticias de ellos.

“Nuestra llegada a esos hogares era un suceso de gran trascendencia. Era una mezcla de felicidad y tristeza de la cual no podíamos desligarnos”.

En esta media centuria de quehacer ininterrumpido disímiles han sido sus tareas, entre las que se cuentan su desempeño como jefe municipal de prensa, responsable del área comercial en el correo de Veguitas, además de atender la actividad de recepción y entregas.

Cuando la división político-administrativa del año 1976 dio un giro a la estructuración de los territorios, Román González comenzó a atender a Veguitas y Yara, en el cargo de prensa y operaciones, a lo que luego sumó las responsabilidades de contador y comercial.

Interrogado sobre el secreto de sus logros y excelente resultados, afirma que estos descansan y se sostienen en la seriedad con la que asume cada tarea, y en el hecho de que para él no hay nada más importante que su trabajo, porque no es solo fuente de sustento, sino de satisfacción personal.

Con tanta experiencia acumulada está consciente de la importancia del correo, porque sabe que su empresa es la encargada de garantizar con sus servicios la información al pueblo, especialmente con la distribución de la prensa, encargo que asume con la responsabilidad que ello demanda.

Comprometido con la imagen de Correos de Cuba, sabe que depende en gran medida de la calidad con que él y sus compañeros realizan su quehacer diario, y según sus planes espera mantenerse activo mientras las fuerzas lo acompañen, por lo cual aún no pasa por su mente la idea de jubilarse, a pesar de sus 74 años.

Román González cuenta como otro acierto en favor de su labor, la costumbre de estudiar el manual de correos, a lo que une su pasión por leer y mantenerse informado, lo que le permite – sin dudas- brindar un mejor servicio a la población. A lo cual suma el hábito de no descansar mientras haya cosas que hacer.

Este hombre de gran temple y consagración también cuenta en su haber con otros desempeños que dicen mucho de su entrega a la Revolución. Según declaró a La Demajagua, fue 11 años miembro del Comité Municipal del PCC (1995-2006) debido a su condición de militante desde el año 1988.

También, integró por igual cantidad de tiempo las comisiones ideológica y electoral del PCC en Yara, además de desempeñarse cómo jefe de comunicaciones del puesto de mando del Consejo Popular de Veguitas.

Aunque no trabaja para que le reconozcan sus resultados, afirma que es muy gratificante  cuando lo felicitan como trabajador destacado, ejemplo de ello es la medalla por 25 años de labor en el sector y la relacionada con la producción y la defensa. Pero reconoce que no es solo resultado de su esfuerzo, sino del apoyo de su familia conformada por su esposa, tres hijos e igual cantidad de nietos.

En nuestra conversación afirmó que el día que tenga que decir adiós a lo que hace será un momento de gran tristeza, pero se resiste a pensar en ello porque aún rebosa vitalidad.

Román González tiene un currículum envidiable, pero expresa que aún le quedan muchas cosas por hacer y aspira a que siempre tengan en cuenta su entrega incondicional aunque ya no trabaje.

Cuando ese momento llegue dedicará más tiempo a su familia, a la cual ofrenda todos sus logros y en la que ha encontrado un gran impulso y sostén, para que sus compañeros y el pueblo vean en él un paradigma de sacrificio y consagración, que es la mejor forma que ha encontrado este hombre para ser útil y valioso.

Autor: Yelandi Milanés Guardia. Publicado en el semanario La Demajagua de Granma.

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